En 1915 aproximadamente, un escocés que trabajaba en una fábrica de corcho de Palamós observó la gran cantidad de cañas Arundo Donax que crecían en los alrededores de la población . En esa época la caña se utilizaba para la fabricación de cestos, en el huerto y en trabajos de construcción. Aquel escocés, llamado Smith, es probable que hubiera tocado algún instrumento y, por lo tanto, conocía de que estaban hechas las lengüetas.
En primer lugar Smith habló con un cestero que utilizaba la caña para su labor y le preguntó si podía conseguirle algunas cañas muy duras y mandarlas a Escocia donde serían probadas. El cestero recogió algunas muestras y Smith le dio una dirección donde enviarlas. Después de algunos intercambios probando diferentes tipos de caña, el cestero recibió su primera carta desde Escocia, escrita en inglés. En aquel momento el señor Smith no se encontraba en Palamós y el cestero no entendía nada de lo que le comunicaban desde Escocia.
En aquel momento el señor Smith no se encontraba en Palamós y el cestero no entendía nada de lo que le comunicaban desde Escocia.
Una noche, paseando por la bahía de Palamós, el cestero se encontró con Julio Perxés, un amigo suyo que trabajaba en la misma fábrica donde había estado Smith, el cual entendía el inglés. Le puso al corriente de la existencia de la carta, y Perxés se ofreció para traducirla.
El texto pedía una pequeña cantidad de caña y el propio Perxés contestó la carta y enviaron algunas muestras de buena calidad. El cestero, muy satisfecho, se lo dejó todo en sus manos.
Julio Perxés comprobó las posibilidades de negocio que el suministro de caña ofrecía y empezó a hacer conjeturas para un plan de recolección de buena caña. Durante el año siguiente Perxés envió pequeños paquetes con muestras de tubos a fabricantes de Glasgow y se procuraba la devolución de las cañas inútiles, blandas, con el fin de conseguir conocimientos y experiencia en la selección de caña de la mejor calidad.
Cuando Julio Perxés decidió poner en marcha el negocio recibió la colaboración de su cuñado, Francisco Medir y, no se sabe exactamente porque, la fábrica recibió el nombre de Medir en lugar de Perxés.
Este fue el principio de la industria de la caña en Palamós y con el tiempo y la experiencia estos dos cuñados, trabajando juntos consiguieron una alta calidad en la selección de cañas. Investigaron los suelos adecuados donde la planta consigue más vigor y consiguieron una serie de plantaciones propias en los alrededores del pueblo. A medida que la industria crecía más plantaciones eran puestas en marcha y la recolección de la caña procedente de otros puntos de Cataluña se fue haciendo necesaria.
A partir de los años 40 el hijo de Francisco asumió la continuidad del negocio, Lluís Medir Perxés, quien lo impulsó, lo modernizó y lo hizo crecer. Con el tiempo se pasó de suministrar unicamente la materia prima a distintos fabricantes de lengüetas de todo el mundo a ofrecer a los músicos los productos completamente terminados.